Las Relaciones Internacionales nacen directamente para buscar soluciones a los problemas internacionales y, en especial, a problemas para prevenir guerras, y no deberían perder en ningún momento, de su desarrollo, el sentido de establecerse su poder político, económico y social al que representan a cada país.
En nuestro caso, se podría decir que nuestra economía apenas empieza a desarrollarse y que nuestro poderío político y militar es un factor tan igual o más deficiente que las mismas instituciones del estado.
Para empezar a definir nuestra alicaída y cada vez menos confiable política peruana tenemos que definir el concepto que flota en el ambiente sobre el poder político, el cuál es una fuerza corrupta dominadora, suprema que impone leyes, decretos y normas al pueblo para favorecer al poder económico. Su existencia es casi indestructible, imposible de cambiarlo y estamos condenados aceptarlo. Este criterio que caracteriza al poder político en nuestro país, es visto por su condición de mal social es necesario estudiarlo, analizarlo en todas sus facetas para transformarlo, cambiarlo y de tal manera pueda servir al pueblo.
Se supone, que el poder emana del pueblo a través de las elecciones, pero en el proceso eleccionario participan elementos sin principios, sin conciencia social, sin moral, sin la formación adecuada para ser servidores públicos, eso sí, usan numerosos disfraces de demócratas. Una vez elegidos se quitan el disfraz y dan rienda suelta a sus intereses. El presidente que ofreció el “oro y el moro” es el primero en traicionar y no hay forma de sacarlo, está protegido por un sin número de leyes. La corrupción vigente lo ha blindado más que a un rey. Para el colmo es un inimputable. Solo puede ser vacado según el “Art.113 de la Constitución: … 1.- por muerte, 2.- por incapacidad moral, 3.- por traición a la patria….”. ¿Un presidente mentiroso tiene moral?, si no la tiene ¿Por qué sigue gobernando? ¿Por qué no lo vacan?
Felizmente algunos los pueblos ya están reaccionando en defensa de sus derechos, pero sus luchas no afectan al poder político, para lograr el verdadero cambio es necesario que el pueblo en su conjunto participe, norte, centro y sur, todos con un solo objetivo, el cambio del poder político, todos con una sola intención, liquidar a las ratas que impiden nuestro crecimiento.
Ahora le toca el turno a nuestro poder militar peruano, nuestro vecino país del sur Chile cuenta con un poderío militar cinco veces superior al que actualmente tenemos, en términos de tecnología bélica, de acuerdo con apreciaciones de inteligencia de los institutos castrenses de nuestro país.
Las apreciaciones de inteligencia confirman que a pesar de que en los años noventa el régimen de Alberto Fujimori gastó 1,900 millones de dólares en adquisición de armamentos, Perú sólo alcanzó una fingida superioridad respecto a Chile. La mayor parte de los equipos se encuentran inoperativos debido a que fueron comprados a empresas intermediarias que ahora no pueden responder a las necesidades de mantenimiento, repuestos y asistencia. Es el caso de las 36 aeronaves MiG-29 y Sukhoi-25 que vendió Bielorrusia.
De acuerdo con los informes de las instituciones militares, durante el gobierno de Toledo tampoco se practicó una política estratégica de adquisiciones militares sino que sólo se respondió a necesidades de coyuntura. Por ejemplo, se dieron de baja a 24 navíos de la Marina y no fue comprado ninguno en reemplazo de estos durante el gobierno de Fujimori.
Los reportes de los institutos armados señalan que como resultado de los factores descritos, en el caso del Ejército de Chile el poder bélico es superior 7 veces, en cuanto a Fuerza Aérea el vecino del sur nos supera 3 veces y en fuerza naval los del Mapocho son 4 veces más poderosos, En conclusión nuestras fuerzas militares serían derrocadas fácilmente en cualquier conflicto sea cuál sea el rival. Un claro ejemplo de ello, es la constante guerra contra los narcoterroristas en el VRAE, van dos poderes descritos el Político y el militar, y en ambos reflejamos las carencias de nuestros gobiernos.
Como punto final hay un poder que en los últimos años ha tenido un crecimiento que ha sorprendido al mundo y sobre todo a los grandes inversionistas que llegan a nuestro país, ante los ojos del mundo somos visto como un país rentable que brinda todas las comodidades y beneficios extra millonarios, el cuál va acompañado de la mano de obra barata que se ofrece en el Perú.
Los shopping centers, los supermercados y las cadenas de comida con marcas norteamericanas se expanden por Lima y varias provincias del país; las calles del centro histórico están más limpias y arregladas, los restaurantes hacen alarde de la gastronomía peruana.
Es una cara del Perú de hoy: el Perú del boom económico. Pero la precariedad de los colectivos, los niños que venden flores, los barrios jóvenes (asentamientos humanos) y las huelgas de los obreros de la minería, uno de los sectores más pujantes gracias a los elevados precios internacionales de los metales, son testigos de la otra realidad de este país.
Pero no sólo crece la minería. También la industria textil, la de componentes eléctricos, la producción agrícola, el turismo y el consumo interno, aunque muchos peruanos trabajan largas horas por pocos soles y un puñado de derechos. Además, del TLC (tratado de libre comercio) con Estados Unidos.
Pero el gobierno peruano no consigue entre sus ciudadanos el mismo respaldo que entre los mercados, creo que la explicación es muy simple “el goteo no funciona" La gente pobre no se beneficia del boom económico, que está basado en las materias primas, principalmente los metales. Las mineras, como las multinacionales, aumentan sus ganancias el 50%. El boom no llega a los lugares deprimidos la pobreza rural se mantiene cerca del 70%. Hay un boom en Lima, Arequipa, Ica y La Libertad y algunas ciudades costeras. Efectivamente, la pobreza en esas zonas disminuyo en algo, pero en el resto no, y eso se ve reflejado en el más del 50% de electores que ven en los actuales candidatos, la esperanza de salir de la pobreza y lograr subir al micro del desarrollo económico que se empieza a dar en nuestro país.
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